Hola Papá:
¿Cómo estás? Te escribo para contarte algunas cosas.
Crecí solo, sin tu ayuda, sin tus consejos, sin tus enseñanzas, sin tus abrazos. No sabes cuánto te necesité y no sé por qué te necesité.
Te busqué y te encontré. En ese momento fui tan feliz porque encontré la solución que tanto esperaba: el papá con el que soñé toda mi vida.
Encontré a un papá que no quería ser encontrado.
Terminé el colegio sin ti.
Junté tantos regalos del Día del Padre que terminaron en la basura.
Terminé mis estudios sin ti.
Aprendí a afeitarme sin ti.
Te presenté a mi primera novia buscando aceptación o alguna interacción, alguna señal.
De nuevo te busqué, de nuevo te encontré y te invité a mi vida.
Tiempo después, te presenté a quien es mi esposa, mi mujer, la madre de tus nietos, dos hermosos nietos, dos hijos a los que no tendría la fuerza ni la vida para dejar.
Te invité a los cumpleaños de mis hijos y no llegaste.
Te invité a mi boda y no llegaste.
Y de nuevo me abandonaste.
Busqué a un papá que no quería ser buscado.
Hoy tengo algo atorado y no sé si es rabia conmigo o tristeza contigo.
Hay días en los que no ocupas mis pensamientos y hay días en los que necesito un papá que me enseñe a ser papá, que me diga que estoy equivocado o que está orgulloso.
Me gustaría resumirte la vida que me faltaste, pero me faltan las palabras y las lágrimas para dedicártelo.
Se despide tu hijo, que no cuidaste y que a veces te necesita.